¿Cómo se impugna un testamento?
Son muchas las razones por las que una persona puede no estar de acuerdo con lo que figura en un testamento. En cualquier caso, debes saber que es posible impugnar un testamento. Y que, con la ayuda adecuada, no es un trámite excesivamente complicado, aunque sí suele extenderse bastante en el tiempo.
El Código Civil, en su artículo 851, regula la impugnación de testamentos. Según lo que en el texto legal se establece, a continuación te contamos todo lo que has de tener en cuenta si estás pensando en impugnar un testamento.
¿Quién puede impugnar un testamento?
No en todos los casos está permitido impugnar un testamento. Quien lo haga, tendrá que acreditar que cumple con una de estas condiciones:
- Es un heredero forzoso, es decir, le corresponde por ley una parte de la herencia.
- Se le ha incluido en testamentos anteriores del fallecido.
Si alguno de estos es tu caso, tienes derecho a impugnar el testamento en cuestión. Para ello, deberás respetar el plazo previsto, que actualmente es de 15 años desde el fallecimiento del testador. Esos 15 años pueden empezar a contar también desde que el heredero recibe la copia del testamento. Una vez que se supera este plazo, ya no es posible modificar el testamento.
Las razones más frecuentes para impugnar un testamento
Como sabes, en Derecho de Familia cada caso es un mundo. Aun así, podemos destacar los siguientes como los motivos que más habitualmente llevan a alguien a impugnar un testamento:
- No están incluidos todos los herederos forzosos.
- No se respetan las cuotas de la herencia legítima.
- El fallecido redactó el testamento bajo coacciones, violencia o fraude.
- El testador se encontraba incapacitado en el momento de redactar el testamento.
- Se ha producido una desheredación injusta, es decir, que no responde a una de las causas por las que, por ley, es posible desheredar a un heredero legítimo.
- Existen defectos de forma en el testamento.
La impugnación del testamento: el procedimiento
Ante todo, queremos recalcar que la impugnación de testamentos suele alargarse bastante en el tiempo. Sobre todo, porque es muy frecuente que el resto de herederos responda a tu demanda y contradiga tus pretensiones. Comienza entonces un procedimiento judicial que, en muchos casos, se vuelve tremendamente desagradable, por todas las implicaciones personales y familiares que conlleva.
En concreto, el procedimiento se centra en la presentación de una demanda, en la que se detalla cuál es la causa exacta por la que se considera injusto o incorrecto el testamento. Sea cual sea el motivo, la forma en que se acredite esa causa será determinante a la hora de obtener una resolución favorable. Por eso es tan importante contratar a un buen abogado especialista en Derecho Sucesorio.
Una vez interpuesta la demanda, que deberá presentarse en el Juzgado de Primera Instancia de la localidad en la que haya fallecido el testador, pueden suceder varias cosas. La más deseable de todas es que los herederos lleguen a un acuerdo y la demanda sea retirada. Pero, desgraciadamente, esto no suele ser lo más común.
La situación más habitual es que el asunto se lleve a juicio y sea el juez el que, en base a las pruebas aportadas, decida que:
- El testamento es válido y no cabe ninguna modificación.
- El testamento es nulo y debe renegociarse o adaptarse a lo que prevé la ley.
- Solo una parte del testamento no es válida y se anula, manteniéndose el resto invariable.
Con el fin de evitar que surjan problemas aún más graves entre los herederos, muchas personas optan por contratar a un mediador especializado en conflictos hereditarios. Estos profesionales, la mayoría de ellos abogados, acumulan años de experiencia en estos asuntos y tienen una gran capacidad para encontrar soluciones intermedias que satisfagan a todas las partes.
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